viernes, 11 de diciembre de 2009

rodolfo

"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad."

Rodolfo Walsh,
“Crónica del Terror”. Informe número 1, diciembre de 1976

jueves, 29 de octubre de 2009

vida




http://www.youtube.com/watch?v=YcRwqAtMGtM

Charly Garcia en una noche lluviosa de octubre tocando "No soy un extraño" en el estadio de Velez (año 1985)




http://www.youtube.com/watch?v=5PP4CaezV2s

Charly Garcia en una noche lluviosa de octubre tocando "No soy un extraño" en el estadio de Velez
(año 2009)

domingo, 11 de octubre de 2009

domingo, 20 de septiembre de 2009

El Cantante


Entrevista con Manuel Moretti de Estelares
x Leonardo Ojeda
para Taller de Expresión III, Uba sociales.

El barrio porteño del Abasto esta impregnado de simbologías estéticas de una Buenos Aires que pareciera ya no ser: tango, teatros independientes, calles empedradas, postales turísticas. La escena previa a la entrevista ocurre en un bar de este barrio y condensa todo: el mozo de un bar barrial sobre la calle Anchorena silbando la melodía de uno de los hits de Estelares que emana desde los parlantes de una vieja radio sintonizada en una FM de música pop.

La obra del entrevistado se ha nutrido de los imaginarios estéticos de este barrio: en sus canciones encontramos nostalgias tangueras, épica trágica y la construcción de la carencia como eje conductor. Con todo eso (y ante todo), desde hace quince años Los Estelares son un grupo al servicio de la canción de rock.

Moretti, el cantante bohemio nacido en Junín y formado en La Plata bajo las coordenadas de lo que se conoce como músico “de culto”, desde hace poco se codea con la popularidad y el reconocimiento de la crítica ante su reciente trabajo Una temporada en el amor. ¿Cómo convive el músico oscuro con las canciones que silba el panadero, su hija y su vecina al prender la radio?

Mientras la TV del anacrónico bar del Abasto muestra imágenes poco felices de la selección maradoniana, el cantante de Los Estelares se sienta frente al grabador y se mostrará reflexivo, enojado, gesticulador y, sobre todo, verborrágico a la hora de abordar esa cuestión y otras afines: el oficio del cantor popular, la industria del rock, el público y la incidencia del neoliberalismo cultural que desemboco en la herida abierta de Cromagnon.

Track 1. Música popular
“Somos tan frágiles / tan memorables”

Con el disco “Sistema Nervioso Central” empezaron a sonar en los oídos de la ama de casa y en los de su hija adolescente, siendo por muchos años un músico “de culto”, ¿Cómo te llevas con la popularidad que trae sonar en las radios?

Hacia finales de los ´90 me di cuenta que lo que más amaba en mi vida era ser un cantante popular. Vengo de escuchar cantantes populares, pero también pase por el rock nacional y el rock alternativo de los ´70. Hacer música popular es el ejercicio más difícil y también el más hermoso. Es algo que me gusta mucho, que me emociona, voy aprendiendo y viendo cada día para que lado quiero ir. No hay nada como la canción popular. Uno de los artistas íntegros que más quiero es Leonardo Favio, un poeta profundo de lo popular.

Alguna vez escribiste que “la esperanza es una invención moral, es la única defensa ante la verdad que es siniestra y fatal”, ¿Cómo convive esa densidad discursiva con el mote de “artista popular”, trae contradicciones?

No, no siento contradicción. Con lo popular no tengo ningún problema. Cuando quiero ir a lo oscuro voy a lo oscuro, y algunas de esas cosas oscuras pueden ser populares y otras no. Si tengo necesidad de pasarme todo un disco grabando canciones oscuras, lo voy a hacer. Si eso es menos popular no hay problema. Esa también es una faceta mía. Lo que no me interesa es lo alternativo “caprichoso”. Tengo que ver que hay pasta, que se este hablando de algo honesto. No me importa que rubro sea, pero que se esté hablando de algo. Esta cosa gloriosa llamada canción es comunicación, y no se puede comunicar deshonestamente.

Tu obra se ha caracterizado por cierta densidad melancólica pero luminosa, con la masividad, ¿La obra sufre modificaciones, tiene algún tipo de condicionalidad para lograr masividad?

No hay condicionalidad. La canción sigue siendo la misma. Lo que tenés es mejor sonido y mejores equipos. Es como usar un celuloide de mejor calidad en el cine: vas a ver mejor la película. Lo que puede pasar cuando vas creciendo a nivel mainstream es que vas metiéndote en otros lugares, entonces perdés algunas aristas para ganar otras. Te vas reconociendo como artista y vez que nuevos caminos querés recorrer. Uno no muestra nunca un trabajo del que no se hace cargo.

Tus primeros discos los definís como discos “muy hippies” ¿Cómo es el cambio de pasar de la autogestión a trabajar apoyado por una discográfica de importancia en el mercado?

No es por estar en una compañía grande: nosotros estamos más “profesionalizados”. Tenemos oficio. Hemos aprendido un montón con los años. Uno tiene que estar en el medio para tener la posibilidad de seguir grabando discos, explorando y mejorando. El mainstream no te chupa: te propone algunas cosas, en las que con inteligencia te seguís desarrollando. Todo esta atravesado por nuestra voluntad artística.

Track 2. El aguante: ritos, clonazepan y circo

“Ya somos campeones no hay lugar al que llegar / el cielo nos miente todo es distinto desde allí / el silencio mata lo peor es no sentir”

¿El mundo del rock es conservador?

No solo el mundo del rock: todos los mundos. Desmitifiquemos. Esto es libre en la medida que aprendamos a no tener temor a sentir. Siempre me llamó la atención cuando voy a la radio y me preguntan por una canción que me gusta, pero que me de vergüenza admitirlo: una canción que me gusta no me da vergüenza. O si me gusta como kitsch… lo kitsch para mi no existe. A mi me gusta Pity (de Intoxicados) desde el ´93. Hasta el ´98 cada vez que le decía a alguien que me gusta Pity tenía que dar explicaciones. Ahora como es un artista oficializado no le tenés que dar explicaciones a nadie.

A ustedes los han versionado desde la cumbia, un género popular denostado por el oyente habitual de rock, ¿Cómo ves al público?

Me agrada que me versionen, aunque hay versiones que no me gustan. No tengo prejuicios de clase, de clase intelectual. Estoy podrido de eso. Tenemos que ser más libres, es muy aburrido todo. Con los tiempos que corren todavía se piensa que a alguien le importe o no la elección sexual. Es algo que tiene que ver con los sistemas implementados.

El “¡puto bájate!” característico de cierta intolerancia rockera. ¿Alguna vez tuvieron problemas de ese tipo con el público? Recuerdo cierta molestia tuya teloneando a Oasis en River…

Las estigmatizaciones, si. Nunca nos pasó. Con Oasis ya sabía que me iba a enfrentar a un público adolescente, sin mucha información y bastante intolerante. No tenia que ver con Estelares, tenía que ver con cualquiera que toque ese día. Fueron solo gritos mientras tocábamos. Siéndote honesto, tampoco esta mal: si tienen ganas de gritar el nombre de su banda favorita, que griten. Después hay dinámicas de estructuras culturales que son más fuertes, como lo que ha sido el rock “ritualero” en Argentina.

El “aguante” que se apoderó del rock nacional en los ´90, ¿A qué le adjudicas eso?

Por una necesidad o una desesperación social, de que la gente se quedó sin nada por el neoliberalismo. Ahora hay como un regreso al rock más relacionado con la lírica, porque es como si ese neoliberalismo hubiese perdido lugar. El neoliberalismo no toma en cuenta nada: es guita, negocios privados. Si no tenés tu tarjeta dorada, o sos de los Redondos, de La Renga… o sos de Callejeros.

¿Cómo viste la absolución de Callejeros?

Espantosa. Es muy triste y cruel que a algunos padres no les quede otra cosa que la desesperación por la venganza. Una nota del periodista Eduardo Fabregat en Página12 expresaba muy bien esto. Pero, ¿quién soy yo para decirlo, si yo no perdí ningún hijo? Lo de Callejeros es muy sintomático de lo que somos: una sociedad ciega, sorda y cínica.

Al principio la opinión pública culpaba de manera abierta a Chaban, ¿Cómo ves su condena?

Estamos en una nación que la opinión pública esta tan ultra diseñada por los medios, que cualquier cosa que sale en ellos queda como un hecho real. Los medios dicen “Chaban, Chaban” y arman el circo romano, lo mandan a los leones. Como somos latinos y católicos, necesitamos un dios y un diablo. Todas las figuras están armadas, la cultura estructura las figuras. Se necesitaba un diablo para adjudicarle todas esas muertes.

Track 3. Música por amor: la oficialización y el oficio

“Le di mi vida a las canciones y no me arrepiento”

Hablas de que hay una vuelta al “rock más relacionado con la lírica”, al mismo tiempo que se oficializan exponentes de la canción rockera, ¿el rock es la nueva música oficial?

Tenemos viento a favor porque se fue un poco el neoliberalismo. Estoy convencido de que el advenimiento del menemato idiotizó la comunicación genuina. Yo escribía canciones en el ´95 cuando reinaba el rock barrial. Fui fuera de época en el menemato, no escribo canciones para el mundo neoliberal. Ahora ganan elecciones de nuevo, pero ya estoy oficializado. Cuando sos oficializado la cosa es diferente. En el PRO cuando ganaron pusieron “Un día perfecto”. O Pino Solanas poniendo “El corazón sobre todo” en Corrientes y Callao.

¿Qué hubiese pasado si el reconocimiento llegaba hace veinte años, cuando comenzabas en esto?

Era otra época. No entendía mucho. Me iban a tener que tomar como venía: un pibe de veintidós años, drogado y chiflado.

¿Y para qué hacía música ese pibe, drogado y chiflado?

Para salvarse, estaba muy loco. No sabía hacer música. Era muy catártico, no tenía otra manera de relacionarme con el mundo. Al principio el oficio me eligió a mí. Es psicoanalítico: la pulsión, redimir el mal, exorcizarlo. Hiperneurosis, drogas, estaba en cualquiera. Y sin embargo salían melodías diversas, metía acordes y salían canciones. Ahora que me siento a un piano y me emociono cuando vienen melodías. Menos mal que es de esta manera.

¿Cambio mucho con respecto a lo que es ahora?

Al principio era por necesidad, ahora es un oficio y un amor. Es música por amor. Le di mi vida a las canciones y no me arrepiento. Ahora me siento mas creativo, viene una melodía y es más fácil. Es el oficio. Cuando tenés talento es un mito el principio y el final. Lo que te salva es el ejercicio: hacer, hacer, y hacer.

lunes, 22 de junio de 2009

pelotudo

¿No les da un poco de verguenza ajena cuando el garca de Francisco De Narvaez, en sus actos de campaña, imita a su personaje de Showgarch?

jueves, 4 de junio de 2009

imagenes paganas



"En el espejo reflejos viajeros / Un apagón sentimental la ruta pasa / Vuelve el deseo y la ansiedad de este cuerpo,/ mi boca quiere pronunciar el silencio. / Remolino mezclan los besos y la ausencia / Imagenes paganas se desnudaran en sueños"

miércoles, 3 de junio de 2009

hay algunos hombres buenos

Yo: falta poco para el Luna Park?

Chofer: Acá nomas. La otra parada no, la prox. A que hora empieza?

Yo: Eh, ayer empezó un poco después de las 8:30.

C: Ahhh,ta bien. Cuanto salía la popular??

Yo: $80, un poco caro.

C: Si, había visto por Internet un poco.

(… silencio… segundos de silencio…)

C: a mi me encanta Calamaro, siempre lo voy a ver al Club Ciudad, todos los años. Ahora estaba viendo que toca a fin de año, ahí voy a ir, espero no laburar ese día.

Yo: tenes radio en el Bondi? Lo pasan en la mega, un par de temas.

C: si si, lo voy a escuchar. Bueno, bajate nomas aca, cruza la calle y del otro lado el luna.

Yo: ahhh, gracias eh.

C: disfruta del show

Yo: graciass, suerte.

Dialogo ocurrido en el colectivo 152 de ida al palacio de los deportes porteño, en vísperas del rock del rico luna park, el domingo 31 de mayo.

El chofer más buena onda del mundo. Ojala que pueda ir a fin de año al ciudad.

……………………

El tema de la noche: El día de la mujer mundial, con un final zeppeliano


hasta cuando?

Alguien tenia que venir y parodiar a los programas matinales de las AM y a sus lucidos oyentes. Por suerte, Dieguito ahora hace radio. Una genialidad más de Capusotto y van...

Sr montonero Cobos, Sr montonero Laguna, Sr montonero periodista Majul... renuncien! XD

martes, 2 de junio de 2009

kumbia


“Esta es la cumbia zombie / la cumbia de los muertos vivientes / La bailan en Chacarita / La baila toda la gente”, cantaba en ritmo tropical-punk una robusta chica con acento mexicano el viernes por la noche en el escenario de un teatro ubicado a diez minutos de Cabildo y Juramento, en el corazón de Villa Urquiza, plena Capital Federal. ¿Cumbia fuera de los reductos del conurbano? ¿En un teatro capitalino? ¿Grupo de chicas tropi-punk? ¿Cómo, cuándo, dónde?

El viernes pasado, a las nueve de la noche se presentaron en el Teatro 25 de Mayo las “Kumbia Queers” en el marco del “Ciclo Nuevo”, que hace cinco años le da espacio a bandas emergentes y alternativas. En un ámbito poco usual para esta propuesta, seis chicas provenientes del punk y de ritmos alternativos, hermanadas bajo el propósito de conjugar un estilo de cumbia y “tropi-punk” a sus canciones, tocaron cerca de dos horas a sala llena.

Desde temprano los jóvenes seguidores del grupo de chicas cumbieras y punks, más acostumbrados a horarios de trasnoche, se mezclaban en la vereda del escenario con los vecinos del barrio de Villa Urquiza, con niños y familias. “Acá se ve un cruce de la ciudad con el barrio, por lo general hay una tendencia de gente joven. No suele ser tan así, a menudo vienen muchas familias y gente grande los días domingos, lo de hoy no es muy frecuente, el cruce generacional” observó Alejandro Casavalle, el nuevo director artístico del teatro conocido como el Petit Colón de Buenos Aires en las primeras décadas del siglo pasado.

Veinte años tuvieron que pasar para que los ritmos tropicales vuelvan al teatro que en su época de menor brillo, la década del ´80, le abrió sus puertas a la bailanta. Luego de ser recuperada por los vecinos hace dos años, el teatro vive hoy una nueva etapa. ¿Y la cumbia? “Nos encanta que venga gente joven, que toque gente nueva, es un orgullo para el barrio, no importa que sea cumbia, rock, lo que sea”, contaba una vecina luego de esquivar a las chicas con chupines y remeras de punk, que esperaban expectantes el concierto.

A medida que transcurrió el show en la gran sala principal del Teatro 25 de Mayo, las cómodas butacas fueron abandonadas por un público totalmente dispuesto a bailar al ritmo de las Kumbia Queers. En los asientos, pasillos, en las plateas, en los alrededores del escenario, pocos se resistieron al ritmo del “tropi-punk” y el Petit Colón de Buenos Aires mutó a disco tropical bailable. La pomposidad y elegancia de un teatro que supo albergar a Gardel no parecía producir un desfasaje en la recepción de los ritmos tropicales, más habituales a ser bailados en boliches del conurbano que en ciclos municipales y aptos para todo público. Si de “mover la patita” se trataba, los vecinos del barrio, familias, niños y los jóvenes seguidores de la banda bailaron y oyeron como desfilaron canciones como “Cumbia dark”, “La chica del calendario” y “La Cumbia Zombie” en esta curiosa mezcla de géneros.

“Que bueno que vengan familias y bailen, de tocar a esta hora más familiar”, expresaba Ali Gua Gua, la voz cantante de las Kumbia, al notar la cantidad de niños que bailaban en sus asientos las letras juguetonas de esa música tropical y distorsionada. Ella, vecina del barrio de Urquiza y fanática de la cumbia villera de Pablo Lescano, no lo habrá visto ni en sus años en México. Y las cinco chicas restantes, la mayoría provenientes del punk, menos. Con una pantalla de fondo en la que desfilaban motivos gráficos cercanos a la cumbia experimental, la presentación concluyo con un teatro bailando y coreando los versos del hit “La isla con chicas”. Mezcla y provocación en una noche en Villa Urquiza.

“Estamos muy contentas porque pudieron venir vecinos del barrio, nunca tocamos tan temprano, no estamos acostumbradas a tocar en lugares como este donde se escuche tan bien, siempre tocamos en lugares mas onda boliches y muy tarde”, declaró muy contenta y agitada Patricia Arrese, guitarrista del grupo, mientras saludaba a familiares que nunca la habían podido ver tocar. ¿Una suerte de legitimación simbólica para el género “bastardo” de la música popular? Patricia no siente eso: lo suyo es mezclar y provocar. “Nosotras mezclamos, experimentamos, y estamos felices con esta mezcla de público en un lugar no tan céntrico, más barrial, además de que esta buenísimo tocar en un teatro con la historia que tiene este, de la lucha de los vecinos por recuperarlo”.

Al finalizar, en el hall del teatro una niña de doce años con un pin con la inscripción de “El aborto ilegal asesina mi libertad” pudo saludar a la amable frontman mexicana Ali Gua Gua. “Esta buenísimo el nuevo ciclo del teatro, fue una oportunidad bien grande para las bandas, que toquen con buen equipo, a un precio accesible para el público… como que se conjuga todo”, expresaba la cantante mientras recibía saludos del público que salía y prometía volver a verlas. “Para nosotras es importante poder tocar en todo tipo de lugares, no es lo mismo que en una fiesta, es como un escenario distinto y lo tratamos con mucho respeto”.

En el escenario donde tocó Gardel, y con los avatares de la historia que sufrió hasta llegar a la recuperación por parte de los vecinos, la cumbia volvió y fue reina. A mover la patita.